Soy de Madrid, del barrio de Aluche. Toda la vida he estado allí, pero también, siempre he querido algo distinto a la ciudad y a lo llamado “Normal”. A los 17 años fui tres meses a Irlanda, gracias al programa Erasmus, donde la visión de la vida me cambió totalmente. Una vez volví a Madrid, empecé un periodo de reflexión sobre cómo quería vivir. A los 19 años, junto con mi novia, hice el primer contacto con la vida rural. Estuvimos de octubre a diciembre viviendo en un pueblo de Ávila, Navaluenga, en una casa prestada por la abuela de mi novia. Allí no teníamos coche, por lo que teníamos que ir a comprar en bicicleta, tampoco queríamos gastar dinero, por lo que toda la leña que nos hizo falta la sacamos del bosque para quemarla en la chimenea. Ahí fue donde la idea Informático de pueblo surgió gracias a un vecino al que ayudaba en sus problemas con las nuevas tecnologías y, a cambio, me daba huevos de sus gallinas. Pasado este periodo volvimos a Madrid, y en julio de 2021 dimos el salto a comprarnos una pequeña furgoneta e ir de viaje en busca de un lugar donde quedarnos. Recorrimos gran parte de España con ese objetivo, la tarea fue muy complicada y desesperanzadora. El frío iba llegando y no encontrábamos un punto donde quedarnos, pese a ver cientos de casas vacías o abandonadas nadie nos ofrecía un sitio donde vivir. Finalmente, a finales de octubre, llegamos a Nofuentes, gracias a mi prima Eva Juarros, que trabaja en el grupo de ación local de la sierra de la demanda, AGALSA, y a su compañero Javier Ruiz, nacido en Nofuentes, que nos introdujo en el pueblo donde finalmente estamos. Actualmente estoy trabajando para llevar este negocio a gran escala por toda la España rural